En este manual veremos las consumibles.
Tinta
Cualquiera sea la tecnología aplicada a una impresora (hablando de las impresoras de inyección de tinta), el producto final consiste en tinta sobre papel, así que estos dos elementos son de vital importancia cuando se trata de producir resultados de calidad. La calidad de salida de las impresoras de inyección de tinta va de pobre, con los colores bandeándose, a excelente, cercano a la calidad fotográfica.
Dos tipos enteramente diferentes de tinta son usadas en impresoras de inyección: una es lenta y penetrante y toma alrededor de diez segundos en secar, y la otra es una tinta de secado rápido, la cual seca aproximadamente 100 veces más rápido que la anterior. La primera es generalmente mejor para impresión monocromática, mientras que la última es usada para la impresión a color. En la impresión a color, a causa de que diferentes tintas son mezcladas, éstas necesitan secarse lo más rápido posible para evitar la distorsión. Si es usada tinta de secado lento para impresión a color, los colores tienden a correrse y mezclarse (bleeding) antes de secarse.
La tinta usada en la impresión a inyección es basada en agua y esto trae otros problemas. Los resultados de algunas de las primeras impresoras de inyección tenían un alto riesgo de mancharse y correrse, pero en los últimos años ha habido un enorme avance en la química de las tintas. Las tintas basadas en aceite no son realmente una solución al problema, debido que elevarían demasiado los costos de mantenimiento del hardware. Los fabricantes están haciendo continuos progresos en el desarrollo de tintas resistentes al agua, pero los resultados de las impresoras de inyección son todavía débiles frente a las láser.
Uno de los mayores objetivos de los fabricantes de impresoras de inyección, es desarrollar la habilidad de imprimir sobre cualquier medio. El secreto de esto es la química de las tintas, y la mayoría de los fabricantes cuidan celosamente sus fórmulas. Compañías como Hewlett-Packard, Canon y Epson invierten grandes sumas de dinero en investigación para hacer continuos avances en los pigmentos.
Las impresoras de inyección de hoy usan tintes basados en pequeñas moléculas (menores a 50 nm), para las tintas cian, magenta y amarilla. Éstas tienen alto brillo y una amplia gama de colores, pero no son lo suficientemente resistentes a la luz o al agua. Los pigmentos basados en moléculas más grandes (50 a 100 nm), son más resistentes, pero no pueden entregar los mismos colores y no son transparentes. Esto significa que los pigmentos son actualmente usados solo para la tinta negra. Desarrollos futuros se concentrarán en crear tintas CMY resistentes al agua y a la luz basadas en moléculas más pequeñas.
Papel
La mayoría de las impresoras actuales de inyección requieren papel de alta calidad, satinado o cuche para la producción de salida con realismo fotográfico, y esto puede ser muy caro. Una de las últimas proclamas de los fabricantes es hacer la impresión a color, independientemente del medio, y el logro de esta meta es generalmente medido por la calidad de la impresión en un papel de copia vulgar. Esto ha sido vastamente mejorado de unos años a esta parte, pero el papel satinado o cuche es todavía necesario para lograr calidad fotográfica. Algunos fabricantes, como Epson, también son propietarios de su propia marca de papel, que está optimizada para su uso con la tecnología piezo-eléctrica, también de su propiedad.
Las impresoras de inyección pueden volverse caras cuando los fabricantes intentan
Un gran acuerdo en la investigación ha sido la producción de papel de tipo universal, que está optimizado específicamente para impresoras de inyección. El papel
El papel pre-acondicionado busca mejorar la calidad de la inyección en el papel vulgar preparándolo para recibir la tinta con un agente que amarra pigmento al papel, reduciendo la ganancia de punto y el manchado. Lo interesante de este esfuerzo es tratar de lograrlo sin tener que incurrir en un esfuerzo dramático de performance. Si esta técnica resulta, una de las más grandes barreras para el uso generalizado de la tecnología de inyección habrá sido removida.
Consumibles para impresoras láser
La mayoría de las láser usan tecnología de cartucho basado en un tambor orgánico fotoconductivo (OPC), recubierto por material sensitivo a la luz. Durante la vida útil de la impresora, el tambor necesita ser reemplazado periódicamente porque su superficie se deteriora, como así también, su calidad de impresión. El cartucho es otro gran item a ser tenido en cuenta, su vida útil depende de la cantidad de tóner que contenga. Cuando el tóner se agota, el cartucho es reemplazado. A veces el cartucho de tóner y el OPC están en compartimientos separados, pero en el peor de los casos, el tambor está localizado dentro del cartucho. Esto significa que cuando el tóner se agota, el tambor entero conteniendo el OPC y el cartucho necesita ser cambiado, lo que aumenta considerablemente sus costos operativos y produce grandes desperdicios.
La situación es todavía peor con una láser color – que puede tener actualmente más de nueve consumibles separados (cuatro tóners a color, un tambor OPC, una unidad desarrolladora, el fundidor o fuser, el aceite para el fuser, y el compartimiento de tóner de desecho). Muchos de estos deben ser ajustados cuando la impresora es seteada, y todos se agotan después de un número variable de páginas, dependiendo del fabricante y del uso. El gran número de componentes es la razón más poderosa para justificar su costo y la falta general de usabilidad y manejabilidad de las láser color, y la reducción de este número es una meta a lograr por los fabricantes.
Algunos han tratado de mejorar la situación haciendo los tambores más durables y eliminando todos los consumibles exceptuando el tóner. Kyocera, fue el primer fabricante en producir una impresora «cartridge-free» (sin cartucho) que usa un tambor de silicon amorfo. El tambor tiene una capa muy robusta que dura lo que dura la vida útil de la impresora, así que el único consumible que requiere reemplazo regular es el tóner y hasta éste viene en un envoltorio hecho por un plástico no tóxico, diseñado para ser incinerado sin producir gases dañinos.
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