La superficie del neumáticos nos indica posibles problemas en los neumáticos que podemos evitar.

En ocasiones no prestamos la suficiente atención a los neumáticos de nuestro automóvil, hasta no tener un problema o hasta planificar un viaje. Sin embargo, no hay mejor idea que revisarlos periódicamente, para anticiparnos a los diversos problemas que pudieran sufrir, los cuales son a menudo extremadamente sencillos de solucionar. En esta nota veremos algunos de los inconvenientes más habituales que pueden sufrir nuestros neumáticos.

En la revisión periódica observaremos el aire presente en las ruedas, controlando que no haya desinfles abruptos sin explicación aparente. También analizaremos la forma del neumático, analizando la presencia de bultos u otros detalles. A continuación, analizaremos la superficie de apoyo del neumático contra el asfalto, intentando descubrir, si los hubiera, diferencias de uso, deterioro en algún sector en particular, o bien el desgaste propio del «dibujo» de la rueda.

Si un lado de la rueda ha sufrido mayor desgaste que el otro, pudiera tratarse de un desajuste en la dirección o en la suspensión del vehículo. Debemos observar las cuatro ruedas, evaluando similitudes y diferencias, y consultar al especialista. Si, por el contrario, encontráramos mayor desgaste en el centro del neumático, es decir: en el centro de la «banda de rodaje» o superficie de contacto del neumático, puede tratarse de que hay demasiado aire en las ruedas. Si, en cambio, se observara un resquebrajamiento o desgaste inusual, en particular a los lados del neumático, podría deberse simplemente a la falta de aire en as ruedas. Controlar entonces las libras de presión de acuerdo a lo ideal para el vehículo y su uso, y controlar pasados unos días revisando cambios o persistencias en el problema.

La deformación de una llanta podría tratarse de un golpe o bache al andar o al estacionar. Corregir el problema si este pudiera poner en peligro la estabilidad del vehículo o de la rueda. Por su parte, el alisamiento del dibujo del neumático puede deberse a un exceso de uso, o bien a una mala alineación. El andar del coche también puede darnos señales del estado de los neumáticos. Por ejemplo, si pasados los 90 Km/h el coche vibra, puede que tengamos un neumático desalineado. Se debe controlar la alineación en un taller especializado, para evitar futuros incidentes.

Si los neumáticos sufrieran desgastes más a menudo o a mayor velocidad que lo normal, debemos prestar atención. Estos desgastes veloces y excesivos pueden deberse a la forma de conducir del piloto (frenadas bruscas, aceleraciones excesivas, curvas pronunciadas continuamente), o bien a otro factor, como el estado de las carreteras o la calidad de los neumáticos.